Por José María Muriá

La línea de lo legal e ilegal a veces resulta precisa mas no es lo mismo entre lo justo y lo injusto.

El tequila legal debe contener cuando menos el 51% de azúcares provenientes del agave tequilana weber azul; esto es, la adulteración permitida es de un 49%. ¿Por qué? Pues por la razón de que así lo dice la ley que hicieron a su modo en 1973 y ratificaron en 1997. Pero hubo un intento de permitir hasta un 90% de otros azúcares, de manera que con solo un 10% de azúcares del agave hubiera sido legal fabricar tequila. Dicha ley fue aprobada por los señores diputados y a un pelo estuvo de ser ratificada por el Senado de la República… Fueron unos cuantos ciudadanos que lograron sin mucha dificultad convencer al entonces Senador José Luís Lamadrid para que emprendiera la gestión que le acabó imponiendo la retirada a la salvaje iniciativa que, por cierto, contaba con el respaldo de los pirruris de la entonces Secretaría de Industria y Comercio.

Para que el tequila sea en verdad tequila debe ser 100% agave, de manera que cuando se habla de la conveniencia de castigar con cárcel al falsificador quizá debería considerarse también a quienes, amparándose en la Norme hecha a conveniencia de unos cuantos y en contra de la propia industria y del deseo de todos los mexicanos, lo falsifican en una porcentaje “permitido” y no solamente a quienes trasciendan el porcentaje tolerado.

Quizás es hora ya de que se revise a fondo todo lo que concierne a esta industria “tan mexicana” que está cayendo en manos extranjeras, empezando por un Consejo supuestamente Regulador que, como ha quedado claro, ha crecido en nóminas y funciones, mas para regular la marcha de la industria ha resultado totalmente inútil.